martes, 29 de marzo de 2011

LA CRUZ SUBVERSIVA


LA CRUZ SUBVERSIVA
Era un 16 de noviembre del año 1989. La guerra de El Salvador se había intensificado, hacía cinco días estivos de una ofensiva guerrillera. El temor inundaba todo el ambiente la confusión era tremenda, dominaba la noticia que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional estaba avanzando, mientras el gobierno de la República con la Fuerza Armada no le era posible el control de la situación, la muerte reinaba.

La violencia engendra violencia y el mal es toda una energía y espíritu de poder que colma el ambiente con el deseo de la muerte y destrucción.

No hay lugar más fértil para que crezca el mal de la guerra, lo mismo que cuando hay desacuerdos, nace, crece y surge el deseo de matar, no existe reflexión, los deseos de matar han sublimado a los hombres de guerra y no piensan más que: “Ahora, es el momento de eliminar y destruir las ideas y pensamientos de aquellos que con sus palabras, análisis lógicos y científicos justifican la protesta social”.

Así, el drama del Evangelio vuelve a repetirse y se encarna en El Salvador, en donde el cuerpo místico de Cristo se encarna en las personas de sacerdotes nacionales y extranjeros – Religiosos laicos, sus cuerpos eran mutilados y la sangre derramada.

Rondando la muerte por los barrios de la capital de El Salvador, San Salvador, en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, seis sacerdotes Jesuitas, junto con dos de sus trabajadores son salvajemente asesinadas; más la sed de matar no se calmaba con sus víctimas, necesitaban más y por eso buscaban para llenar sus ansias de muerte y destrucción. La fuerza bruta se ensaña contra la Iglesia, las ideas, y la cultura, el cerebro de las víctimas queda esparcido sobre la grama del Campus Universitario.

Habían transcurrido varias horas y aún era algo difícil de creer la noticia, que los sacerdotes Jesuitas habían sido asesinados. Más el momento oportuno y el milagro como león rugiente buscaba sus siguientes víctimas, y en esa búsqueda llegan a una humilde Iglesia, buscan al pastor, a alguien que en su lista macabra deben matar; este pastor se les ha es capado de todos sus atentados, destruyeron su oficina pastoral, Dios no les ha permitido satisfacer sus instintos diabólicos.

La iglesia está llena de refugiados, damnificados de la guerra, entre todos se busca al pastor, preguntan por él, le insultan, no pueden esconder las órdenes que han recibido de matarle.

Pero el pastor no estaba, Dios le había protegido y lo tenían en un lugar seguro. Mas la bestia, sin haber saciado sus ansias, su desesperación, se volvía irreflexible quince personas son capturadas en el santuario de la iglesia, doce extranjeros y tres salvadoreños, también capturan y llevan presa una cruz. Esta cruz es subversiva.

La cruz que llevan presa, símbolo importante del culto a Dios, en el que en un acto especial de adoración, la congregación escribió los pecados del pueblo, comprometiéndose a trabajar para el perdón de nuestros pecados y fortalecernos para su liberación.

El pueblo reconociendo sus pecados, escribió en la Cruz: “La injusticia social, violación de los derechos humanos, bombardeos, calumnias contra la iglesia, asesinatos, desapariciones, discriminación de la mujer, ambición del poder, etc.

No estaba el pastor, mas como evidencia había que llevar a esa cruz, demostrando a sí, la posesión de un material subversivo.

La cruz, junto con hermanos y hermanas; extranjeros y nacionales, fueron conducidos a la Policía de Hacienda habían cometido un gran error en llevarse la cruz y las personas presas, mas su ceguera no les permitía ver, en ese error el poder de Dios se manifestaba para señalar los pecados y dar el mensaje profético de liberación. Con su error de llevar presa la cruz, ellos mismos introdujeron a su cuartel y al lugar de torturas, la cruz que les señalaba sus pecados.

Ahí, aparentemente pasiva la estaba la cruz, señalándoles el crimen que estaban cometiendo con el pueblo y con sus líderes.    

Los hermanos presos de la Iglesia, en varias ocasiones fueron llevados ante la cruz para ser interrogados, y sin ninguna pizca de temor y respeto a los símbolos divinos, en más de una ocasión afirmaron diciendo con el tono más vulgar: “Aquí tenemos esta puta presa”.

Transcurrieron dos meses, el pastor había abandonado el país para salvar su vida y pensando en el momento oportuno para regresar.

Otros pastores atienden a su llamado de socorro y le acompañan a regresar al país. Los pastores que le acompañaban son ciudadanos norteamericanos; por ello son recibidos por el embajador de los Estados Unidos, oportunidad que aprovecha el pastor de suplicar su colaboración y ayuda para liberar la cruz.

El Señor Embajador promete hacer lo posible, comunicándose con el Señor Presidente de la República, quien rescata la cruz y es llevada hacia la Casa Presidencial.

Oportunamente, cuando otros pastores de Alemania, por segunda vez acompañan al pastor a v volver a su país, el Señor Presidente entrega la cruz para la iglesia.

La cruz fue entregada y ahora se encuentra en su Iglesia señalando los pecados por los cuales la Iglesia debe trabajar y seguir en su ´pastoral, para que Dios se su perdón e inspire a sus hijos al arrepentimiento y trabajo para la liberación.


Rev. Dr. Medardo Ernesto Gómez S.
OBISPO
IGLESIA LUTERANA SALVADOREÑA
 

SINODO LUTERANO SALVADOREÑO
Noviembre de 1989. 

Esta fotografía muestra el momento, cuando miembros de la comunidad escríbían en la cruz ahora "subversiva" los pecados cometidos en contra del pueblo.